Desde sus inicios con el trueque de los productos Excedentes. Adelantemos un paso más. En la circulación simple de mercancías, un poseedor de mercancías vende las suyas, para comprar otras. Pero con el tiempo esta forma de la circulación de las Mercancías da lugar a una nueva forma de movimiento: comprar para vender. Como sabemos, la fórmula de la circulación simple, era:
Mercancía-dinero-mercancía; la fórmula del nuevo modo de circulación es: dinero-mercancía-dinero.
Confrontemos las dos fórmulas:
La finalidad del movimiento mercancía-dinero-mercancía es el consumo. Vendo una mercancía que para mí no es un valor de uso, para poder adquirir otras, que representan para mí valores de uso. El círculo mercancía-dinero-mercancía es un círculo cerrado. El dinero recibido por la venta es transformado en una mercancía que se consume y sale así de la circulación. El dinero mismo ha sido gastado de una vez por todas, alejándose en su recorrido, siempre más de su antiguo dueño. En las condiciones normales de la circulación de las mercancías, y sólo podemos referirnos aquí a condiciones normales, la mercancía con que termina el círculo es igual un valor a la mercancía con que éste empezó. Muy distinto es el movimiento: dinero-mercancía-dinero. Su finalidad no es el consumo: al terminar el movimiento no hallamos mercancía, sino dinero. El dinero que se puso en circulación al principio del movimiento no se gasta, representa sólo un anticipo. Regresa a su dueño originario. No se trata de un círculo cerrado; el movimiento supera sus propios límites; el dinero adelantado torna a su punto de partida, para ser lanzado nuevamente a la circulación y regresar otra vez, repitiéndose ese juego al infinito. El movimiento de dinero producido por la circulación: dinero-mercancía-dinero, es ilimitado.Si vendo una libreta, para comprar crayones con el producto de la venta, la mercancía al final de la circulación es otra que al principio, si bien su valor es el mismo. El proceso no tiene sentido ni ofrece ventaja alguna. Esta existiría sólo si al final de la transacción la suma de dinero fuera diferente que al principio. Pero una suma de dinero se diferencia de otra solamente por su magnitud. De modo que la circulación: dinero-mercancía-dinero posee entonces un sentido si la suma de dinero con la que termina es mayor de aquella con la que empieza. Y en efecto este incremento de la suma de dinero es el motivo propulsor de este tipo de circulación. El que compre para vender, compra para vender más caro. El movimiento: dineromercancía-dinero, se desarrolla normalmente sólo si al final, la suma de dinero es mayor que al principio. En cambio, el círculo mercancíadinero-mercancía se efectúa normalmente sólo si el valor de la mercancía con que se cierra es igual al de la mercancía con que se abre.
Toda compra es una venta y viceversa. De ahí que la fórmula dinero-mercancía-dinero parezca acabar en el mismo resultado que la fórmula: mercancía-dinero-mercancía. Pero ahora advertimos que ambas fórmulas son esencialmente distintas. Sigamos con nuestro ejemplo: si compro papas por 100 marcos, lo haré con la intención de venderlas más caro, quizás por 110 marcos, es decir por 100 + 10 marcos o en términos generales por una suma igual a la originaria, más un aumento adicional. Si designamos la mercancía con M, la suma de dinero originaria con D y la suma de dinero adicional con d, podemos establecer así la fórmula completa:
D – M- (D + d).
A esta d, valor adicional, que se presenta al final del movimiento al lado del dinero originariamente anticipado, Marx lo denomina la plusvalía. Así como no debe confundirse el valor con el precio, tampoco hay que confundir la plusvalía con sus formas de expresión como ser beneficio, rédito, ganancia, etc. Hasta aquí estamos tratando en nuestra exposición sobre todo los conceptos fundamentales de los fenómenos económicos y no de sus manifestaciones. Esto de paso, para evitar interpretaciones erróneas.
La plusvalía es la característica determinante del movimiento
D – M – (D + d). El valor que se mueve en esta forma de circulación, adquiere por medio de la plusvalía un nuevo carácter, se convierte en: capital. Sólo dentro de este movimiento puede ser comprendido el capital. El capital es el valor que engendra plusvalía. El que prescinde de este movimiento y trata de concebir al capital como objeto estático, chocará siempre con contradicciones. De ahí la conclusión que encontramos en los libros corrientes en torno al concepto de capital, cuando se intenta establecer qué objetos deben ser considerados como capital. Uno le define como herramienta –con esto llegaríamos al capitalista de la edad de piedra, y hasta el mono que abre las nueces con una piedra, sería ya un capitalista; y también el bastón con el que el vagabundo arranca los frutos del árbol, se convertiría en capital y el vagabundo mismo en capitalista.
Otros definen al capital como trabajo acumulado; lo que significa conceder a los acaparadores y a las hormigas el honor de figurar al lado de Rothschild, Bleichöder y Krupp. Algunos economistas consideran como capital todo lo que favorece el trabajo y lo hace más producto, el estado, el saber de los hombres, su alma. Es evidente que estas definiciones generales sólo nos conducen a lugares comunes, muy agradables cuando se leen en los libros para niños pero que no contribuyen en lo más mínimo al conocimiento de las formas de las sociedades humanas, de sus leyes y móviles. Marx fue el primero en desterrar completamente de la economía política estos lugares comunes, que antes de él dominaban casi absolutamente más de uno de sus campos. Sobre todo en lo que se refería a la exposición de las características del capital.
Hemos visto que el capital es valor que engendra plusvalía y que su fórmula general es:
D - M – (D + d)
De ella se desprende, y los hechos lo confirman, que la forma dinero es la única forma en la que puede empezar su movimiento todo nuevo capital. También es fácil de advertir que este movimiento exige la transformación del capital desde la forma dinero en las distintas formas del mundo de las mercancías y su nueva transformación en dinero.
Por esta fórmula comprendemos también que ni todo dinero ni toda mercancía son capital, si no pasan por cierto movimiento especial. Por su parte también este movimiento presupone determinadas condiciones históricas previas, de las que nos ocuparemos más adelante. El dinero que gasto para comprar un objeto de consumo, un pan o un traje para mi uso personal, no actúa como capital, como tampoco como capital en esta transacción la mercancía que he producido yo y que yo vendo.
Sin duda los medios de producción, el trabajo acumulado, etc. forman la materia del capital, pero sólo en determinadas circunstancias. Si se prescinde de éstas –es decir si se hace abstracción de ellas empleando expresión académica para indicar la omisión de lo esencial-. Se prescinde precisamente de las características del sistema moderno de producción, ocultándolas en una penumbra que permite fantasear a gusto. Razón por la cual tanto los representantes cultos del capitalismo, como los incultos, no quieren oír hablar ni de la teoría del capital de Marx, ni de la teoría del valor, en que aquella se fundamenta.
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